Mtra. Lourdes Janeth Arenas Guzmán
Doctoranda en Desarrollo Humano, Enero 2025

El médico, posee un vasto conocimiento sobre la anatomía y fisiología humana, y merece nuestro respeto por todo lo que invierte a nivel intelectual y temporal en esta preparación, sin embargo, se enfrenta a un ser humano único con su propia historia, emociones y cultura. Esta reflexión nos lleva a cuestionar la naturaleza de la enfermedad: ¿podría ser, en lugar de un obstáculo, una solución? Este artículo explora cómo la comprensión de la enfermedad como un programa biológico específico puede abrir nuevas puertas hacia el bienestar integral.
Toda la información que hemos obtenido, analizado y sintetizado es el principio racional que sentimos da sentido a nuestra existencia con una mirada “evolutiva”. No llegamos con un cuerpo intacto, nuestro cuerpo y cerebro ya vienen codificados con información de nuestras generaciones pasadas, si cada generación debiera redescubrir lo que ya se descubrió, comprometeríamos el verdadero progreso. La clave es aprovechar esa información como legado para generar nuevo conocimiento con la intención de INTEGRAR no de excluir, minimizar, ni sobrevalorar; sino integrando tanto lo antiguo como lo contemporáneo.
Referí que no veníamos en cero, venimos codificados y el lenguaje juega un papel crucial en esta dinámica. El lenguaje nos resulta tan natural que nos es difícil darnos cuenta del grado de su abstracción (Solanas, 2021) No solo describe nuestra realidad, sino que la crea. Cada cabeza es un mundo; cada individuo es un universo en sí mismo; cada familia tiene su propia cultura y así vamos escalando en comunidades, ciudades, estados, países, continentes y tal vez planetas con sus propias creencias sobre la salud y la enfermedad. Por ello, es fundamental la EMPATÍA, el RESPETO, la CONSIDERACIÓN de estas diferencias culturales que influyen en nuestra percepción de la enfermedad y en nuestras decisiones respecto a buscar atención médica.
Existe un concepto holístico que se ha degradado por la mala praxis. Refiriéndonos al “Holo” como un “TODO”, opino que la salud debiera considerarse como física, mental, emocional, espiritual e inclusive energética.
Retomando la información abstracta de la información, del lenguaje, LA SIMBOLOGÍA DE LA ENFERMEDAD Y EL ENFOQUE SISTÉMICO ofrecen una perspectiva interesante al permitirnos entender las experiencias emocionales, como la RAÍZ-ORIGEN DE LA ENFERMEDAD. Las creencias heredadas de nuestros ancestros, sus miedos, sus ideas, sus tradiciones, están profundamente arraigados en nuestro sistema de creencias y en nuestro ADN.
Por tanto, la cultura afecta no solo cómo nos sentimos al respecto de la enfermedad, sino también cómo actuamos ante ella, un ejemplo claro es dejarte la siguiente pregunta ¿Qué opinas sobre la muerte? El último nivel que considera la salud.
Desde esta perspectiva, considero que la enfermedad puede ser vista como un programa biológico específico diseñado para ayudarnos a enfrentar desafíos emocionales o psicológicos. No estoy en contra de la medicina tradicional; más bien propongo integrar LA SIMBOLOGÍA DE LA ENFERMEDAD Y EL ENFOQUE SISTÉMICO con la óptica médica convencional. Al hacerlo, podemos fomentar una mayor conciencia sobre nuestro estado de salud y las causas culturales subyacentes de nuestras dolencias.
En Conclusión
La pregunta "¿Y si la enfermedad fuera la solución?" invita a replantear nuestra relación con el sufrimiento físico y emocional. Al reconocer que cada individuo es único y que su experiencia de enfermedad está influenciada por factores culturales y emocionales, podemos adoptar un enfoque más comprensivo hacia el bienestar. El reconocimiento del sistema familiar meramente CULTURAL y los CÓDIGOS con los que fuimos programados, un entrenamiento mental y el desarrollo de una ingeniería emocional pueden ofrecer nuevas oportunidades para sanar y crecer.
Referencia:
Solanas Marrugat, J. M. (2021). El viaje mítico del alma. Ushuaia
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